Un informe reciente de UNESCO aborda los resultados de una encuesta realizada para descubrir lo que el personal educativo piensa y hace en respuesta a la violencia escolar. La investigación se realizó en febrero y marzo de 2020, a través de una encuesta global en línea a 34.877 personas de 147 diferentes países, además de la organización de 16 grupos focales en varios países.
El informe advierte que las respuestas no son tan representativas como podrían haber sido, al ser un 81% de personas encuestadas de América Latina y haber participado todas las personas encuestadas por decisión propia, lo cual probablemente indica que tenían un interés preexistente en la temática.
Los resultados principales muestran que, aunque cuatro de cada cinco enseñantes reconocen que es su responsabilidad crear un ambiente seguro para aprender, también cuatro de cada cinco dicen que no siempre intervienen en actos de violencia escolar. Solamente la mitad sienten que cuentan con el apoyo completo de la dirección de su centro para intervenir.
Otros resultados indican que el personal educativo tiene un buen conocimiento de lo que se considera violencia escolar. Sin embargo, una minoría preocupante ignora ciertos aspectos, por ejemplo en relación a qué constituye violencia sexual.
Además, aunque la mayoría es consciente de estrategias positivas enfocadas en la prevención y apoyo ante la violencia escolar, hay deficiencias en el reconocimiento de la violencia que cometen enseñantes. Un quinto de las personas encuestadas no ve ningún problema con el uso del castigo corporal en las escuelas.
El informe considera que, en respuesta a estos resultados, es necesario mejorar la formación previa y continua que se ofrece al personal educativo, a fin de aumentar su sensibilización sobre la violencia en las aulas y prepararlo mejor para hacerle frente. Además, el informe solicita un mayor apoyo institucional al personal educativo para abordar las deficiencias en su capacidad de identificar, prevenir y tratar la violencia escolar.
El informe forma parte de la iniciativa ‘Safe to Learn’, una estrategia para el periodo 2021-2024 que busca prevenir la violencia escolar y crear ambientes educativos seguros para las personas jóvenes.