Entrevista temática OIJJ - "Delincuencia Juvenil relativa a las drogas" - España

Entrevista temática OIJJ - "Delincuencia Juvenil relativa a las drogas" - España

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España

¿Cuál es su papel, función o relación en lo concerniente a la delincuencia juvenil relativa a las drogas? o más en concreto, en lo relativo a los jóvenes que han sido criminalizados por tratarse de un consumidor/adicto a las drogas.

Rafael Forcada Chapa.- Psiquiatra de un centro educativo – terapéutico de internamiento de jóvenes que han sido criminalizados por uso de drogas u otros trastornos mentales.

Graciela Silvosa Rodríguez.- He trabajado como pedagoga en los equipos técnicos de tratamiento de los centros penitenciarios. También como Subdirectora de tratamiento. Posteriormente he trabajado como jefa de servicio de los programas penitenciarios en la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas, desde este puesto he colaborado en el impulso de la Estrategia Nacional sobre Drogas, en concreto en las medidas dirigidas al ámbito punitivo: extensión de los programas de reducción del daño a todos los centros penitenciarios y extensión de programas de drogas en comisarías y juzgados.
Actualmente como Consejera Técnica en la Delegación del Gobierno para el Plan Nacional sobre Drogas (Ministerio Sanidad y Política Social) básicamente colaboro en:
- Desarrollo de sistemas de información sobre programas, proyectos e investigaciones que se llevan acabo en relación menores infractores, detenidos y reclusos con problemas de uso/abuso de drogas.
- Y en el diseño y fomento de políticas de prevención y de tratamiento de drogas en el sistema punitivo incluyendo menores infractores internados, como se ha reflejado en la última Estrategia sobre Drogas aprobada.
Destacar los últimos trabajos publicados Encuesta Sobre salud y Drogas en Prisiones y Actuar es Posible en Prisión.

Mª. Jesús Justo Nieto.- Psicóloga. Programa Lazarillo - Cáritas. Es la Unidad de Intervención Educativa la que deriva casos de menores con problemas de consumo de drogas que han cometido un delito a efectos de cumplimiento de medidas impuestas judicialmente. Se realiza una atención integral psicoeducativa tanto con el joven como con la familia, a través de entrevistas individuales y conjuntas.
Cuando es necesario se deriva a recursos especializados (Asesoría Jurídica, Servicio médico, Orientación laboral, Programas de formación...)
El papel del recurso es trabajar aquellos aspectos educativos, personales y familiares que puedan de alguna forma contribuir a frenar los consumos reduciendo los factores de riesgo y fomentando los factores de protección.

1. ¿Quiénes son los jóvenes usuarios / consumidores de sustancias estupefacientes?

¿Podría establecer un perfil del joven adicto?

Rafael Forcada Chapa.- Existe una tipología amplia entre jóvenes que han cometido delitos en relación con uso de drogas, que se pueden resumir:
1- Jóvenes con trastorno previo del comportamiento, en los que el cuadro conductual suele prevalecer sobre el tóxico. El consumo de drogas suele ser causa de un incremento en frecuencia y gravedad de las conductas disociales que ya existían en la infancia. A menudo cometen delitos de todo tipo (con violencia o sin ella, en el ámbito familiar o a desconocidos,) que son expresión del descontrol sobre su comportamiento que producen las drogas y de la búsqueda de medios para proveérselas. Es decir, delinquen tanto por el placer y las emociones que les causa como por obtener beneficio y sus delitos pueden ser lucrativos o no (Ej.: conducción peligrosa, peleas…).
2- Jóvenes con trastorno por uso de sustancias sin otra comorbilidad. Suele tratarse de jóvenes que han tenido un desarrollo y comportamiento relativamente normalizado hasta la irrupción de la dependencia. Es el uso de drogas el que hace que comiencen a perder en su integración escolar y familiar así como a manifestar consecuencias psicológicas (irritabilidad, ansiedad, depresión…). A menudo han sido encausados por violencia intrafamiliar, al menos en las fases iniciales de la dependencia. Al cabo de años pueden acudir a otro tipo de delitos para costearse su consumo.
3- Jóvenes que presentan psicopatología de eje I (trastornos psiquiátricos) conjuntamente con la adicción. Son una minoría, pues la existencia de enfermedad mental en la adolescencia dificulta mucho la socialización y por tanto el acceso a sustancias, si bien son los que peor pronóstico presentan.

Graciela Silvosa Rodríguez.- La mayoría de los jóvenes no son adictos, de acuerdo con las encuestas que realizamos Encuesta Escolar sobre Drogas (ETUDES es una encuesta que se realiza a jóvenes de 14-18 años cada 2 años), existe un porcentaje de jóvenes que se inician, experimentan con drogas, la mayoría con drogas legales (tabaco y alcohol), aunque un significativo porcentaje también lo hace con cannabis. Ello no quiere decir que sean adictos. Hay que distinguir entre uso, abuso y dependencia. Ver resultados de estas encuestas en nuestra página WEB (Plan Nacional sobre Drogas).
Creo que la pregunta no está bien formulada. ¿Se pretende construir un perfil del menor infractor? En este sentido, se pude subrayar, de acuerdo con diferentes estudios, que una variable o un factor de riesgo es el consumo de drogas, se inician a menor edad y experimentan más que los jóvenes no infractores. Desde esta Delegación hemos subvencionado diversos estudios a SAJIAD, CEPS sobre este tema, los resultados han sido publicados en nuestras memorias anuales.
También quiero reseñar la encuesta sobre salud y consumo de drogas en población internada en prisiones 2005-2006. En ella se destaca:
- Un nuevo perfil de recluso; si tenemos en cuenta la variable edad, los jóvenes reclusos presentan un consumo de drogas diferente a los veteranos, en aquellos destacan los estimulantes, en concreto el consumo de cocaína;
- Un significativo porcentaje tenía experiencia de haber estado en un centro de menores.
- Importancia de los determinantes sociales en la salud.

Mª. Jesús Justo Nieto.- Jóvenes entre 14 y 22 años, gran parte varones, La mayoría son consumidores de tabaco, aunque hacia el tabaco va existiendo una mayor percepción de riesgo.
Según van creciendo, el consumo se va definiendo, primero alcohol y porros, si se pasa a alguna otra sustancia serán las anfetaminas como speed y, después pueden pasar a la cocaína. Los jóvenes que vienen al recurso con problemas de cocaína lo suelen tener también con el alcohol (jóvenes entre 17 y 22 años). La mayoría vienen por un policonsumo de marihuana, hachís y alcohol (porros a diario, alcohol fines de semana asociado a la práctica del botellón).
En cuanto a su personalidad aparece falta de control de impulsos, actitudes disruptivas en la familia, en el centro educativo, en el círculo social,… llevando a conductas violentas en algunos casos tanto con los amigos como en casa, casi siempre hacia la madre. Baja tolerancia a la frustración.
Algún joven presenta enfermedad en salud mental, como TDAH.

¿Existe alguna franja de edad y género que sea relevante?

Rafael Forcada Chapa.- Entre los usuarios de cocaína y heroína, se confirma el fenómeno de escalada, es decir el inicio con tabaco, continuación con cerveza y cannabis, para pasar a bebidas de alta graduación antes de llegar a las otras drogas ilegales.
Parece ser una constante entre adolescentes con adicciones graves el inicio del consumo de tabaco entre los 10-12 años, y de cannabis antes de los 14.
Así mismo parece haber una etapa crítica en la transición de uso a dependencia, que es el paso de de primaria a ESO que supone el cambio de etapa educativa, cambio de centro educativo y por tanto de grupo social, unido a una menor supervisión por parte del centro.

Graciela Silvosa Rodríguez.- A partir de los 16 años se incrementan tanto el uso/abuso de drogas como los actos delictivos. Las fuentes son los trabajos que he citado, así como las estadísticas del Ministerio del Interior.
La variable género en el caso de las mujeres es un factor de protección. Aunque desde una perspectiva histórica ha aumentado el número de mujeres con conductas delictivas, sobre este tema hay diversas hipótesis criminológicas, desde una perspectiva de género, resulta plausible la teoría que pone el acento sobre los factores sociales de exclusión “feminización de la pobreza.”

Mª. Jesús Justo Nieto.- Hay tres etapas en la adolescencia que también está definida por algunos autores; (Horrocks) 13 – 15 adolescencia temprana; 15 – 17 adolescencia intermedia y 18 – 21 adolescencia tardía.
Los jóvenes que están en la etapa de los 15 – 17, suelen estar en un momento difícil para poder abordar con ellos las diferentes problemáticas, no tienen percepción de problema. Aquí el trabajo con la familia es fundamental, incluso en ocasiones solo se trabaja con ella.

¿Podría dar una descripción del contexto cultural, social y familiar del menor adicto?

Rafael Forcada Chapa.- Es variado y se produce en todo tipo de contextos. Entre los casos que vemos en centro educativo – terapéutico (probablemente hay un sesgo, pues en estos centros se ingresan los casos más graves), destacan:
- Jóvenes de familias con alta prevalencia de adicción a drogas y delincuencia. Familia desestructurada, escasa supervisión parental. Transmisión de valores antisociales en su educación. Tienden a repetir el historial delictivo de los padres. Las familias son objeto de intervención de los servicios sociales y a menudo han pasado temporadas más o menos prolongadas en centros de acogida.
- Jóvenes de familias con una adecuada estructura formal (a menudo disfuncionales en sus relaciones).
- Jóvenes extranjeros. Magrebíes que están solos o latinos que están con la familia pero con escasa supervisión por el trabajo de los progenitores (a menudo únicamente la madre). En ambos casos la iniciación al consumo se produce en pandillas, favorecido por el sentimiento identitario y en torno a la comisión de delitos para la subsistencia y satisfacción de necesidades personales.

Graciela Silvosa Rodríguez.- ¿Del menor adicto infractor?. En los trabajos citados se realiza una descripción:
- En general, un contexto pobre en estímulos y que presenta desestructuración y/o disfuncionalidad familiar.
- Alta tasa de abandono y fracaso escolar.
- Carencia de actitudes positivas hacia el estudio. En general, existe una carencia de planificación, de proyectos a largo plazo.

Mª. Jesús Justo Nieto.- En la mayoría de los casos aparece fracaso escolar y absentismo escolar. No suelen termina la ESO, con lo que se valora la posibilidad de pasar a realizar algún programa de cualificación profesional inicial. Una vez que se incorporan a estos cursos, el absentismo y los problemas en el centro disminuyen considerablemente. Se sienten más motivados y el perfil de los profesionales también está más adaptado a ellos.
El perfil social, no está vinculado a familias desestructuradas ni barrios marginales, hay de todo, con familias muy normalizadas. Se percibe que esos jóvenes no han tenido una normativa clara durante su infancia.

2. ¿Cuáles son las drogas que habitualmente se consumen o de las que se abusa?

¿Podría enumerar los tipos de sustancias estupefacientes de las que se consume o abusa?

Rafael Forcada Chapa.-
- Entre jóvenes delincuentes, el consumo habitual de tabaco cannabis y bebidas de baja graduación es prácticamente la norma.
- Existe una importante franja (probablemente más del 50 % de los menores que delinquen) que consume cocaína por vía nasal y/u otros estimulantes de manera frecuente sin haber establecido aún una clara dependencia. Estos van avanzando progresivamente y de forma rápida hacia la plena dependencia de cocaína y acaban abandonando los otros estimulantes.
- Los adictos al crack (cocaína en base) y/o heroína son una minoría, si bien se observa un repunte del uso de heroína entre jóvenes los últimos años.
- Los jóvenes latinos con conductas delictivas, son invariablemente consumidores de marihuana y a menudo abusan de benzodiacepinas a altas dosis (Rivotril, trankimazin…) con alcohol. A ello suelen unir la cocaína vía nasal.
- Es muy frecuente el consumo de inhalantes (y cannabis) entre los jóvenes procedentes del Magreb.

Graciela Silvosa Rodríguez.- Reitero lo dicho en la pregunta anterior, de acuerdo con las encuestas que realizamos Encuesta Escolar sobre Drogas (ETUDES es una encuesta que se realiza a jóvenes de 14-18 años cada 2 años), existe un porcentaje de jóvenes que se inician, experimentan con drogas, la mayoría con drogas legales (tabaco y alcohol), aunque un significativo porcentaje también lo hace con cannabis. Con respecto a los consumos en menores infractores destaca un mayor consumo de estas drogas así como las ilegales, psicoestimulantes como la cocaína.

Mª. Jesús Justo Nieto.-
- 99 % consumen tabaco.
- Alcohol los fines de semana – vinculados al botellón.
- Consumo de Cannabis (sobre todo marihuana, pero también hachís).
- En algunos casos, anfetaminas como el speed o cristal “M”, y cocaína.
- Y en algunos jóvenes a partir de 18 años aparece el consumo de cocaína + alcohol, vinculado a las salidas de fin de semana.

¿Podrían establecerse modalidades de consumo por parte de los menores?

Rafael Forcada Chapa.- Por norma el consumo es social y se desarrolla en el seno de grupos y en la calle. El consumo de estimulantes y bebidas de alta graduación, habitualmente los fines de semana en el ambiente de fiesta, en parkings y exteriores de discotecas. El consumo de cannabis y cerveza, entre semana, sobre todo en parques públicos.
Tan solo en el caso del crack o la heroína el consumo se hace en solitario (o con pocos compañeros más mayores, con los que no se tiene ninguna otra actividad en común) y en lugares ocultos.

Graciela Silvosa Rodríguez.- En primer lugar, más que espacios distinguiría subgrupos o poblaciones, así en jóvenes normalizados destaca el consumo de tabaco y alcohol en tiempo y lugares de ocio.
En menores en situación de riesgo, menores infractores, existe un mayor consumo de drogas legales e ilegales, y los tiempos y los espacios están menos delimitados.

Mª. Jesús Justo Nieto.- En aquellos jóvenes que aparece absentismo escolar hay un consumo de cannabis mientras no están en clase.
También se produce ese consumo antes de entrar en clase, durante el recreo y después de salir de clase.
A medida que el consumo se va haciendo más habitual, y sobre todo en las edades de los 15 a los 17, se da prácticamente en cualquier circunstancia, en grupo, en los parques, (se suele combinar con el consumo de algún litro de cerveza) y como ya empieza el consumo en solitario, pues consumen en casa. Muy extendido el porro de “buenas noches”, para dormir.
El consumo de alcohol, suele ser los fines de semana, pero dentro de un policonsumo de tabaco, cannabis (y en algunos casos speed o/y cocaína.)
Los jóvenes que consumen anfetaminas, drogas de síntesis, están más vinculado a música tecno. El alcohol sobre todo en el ámbito del botellón los fines de semana, asociado a sus salidas de noche. La cocaína y/o el speed + alcohol, para aguantar más la fiesta. El cannabis, primero para echarte unas risas, luego para matar el aburrimiento ya que son jóvenes que tienen mucho tiempo libre. En algunas situaciones hay una utilización “terapéutica” para el afrontamiento de estados emocionales: relajación, desinhibición, dormir mejor, comunicarme mejor con la gente, etc.

3. ¿Cuáles son los delitos más comunes cometidos por éstos jóvenes?

¿Cuáles son los delitos cometidos por la compra de droga?

Rafael Forcada Chapa.-
- Delitos contra la propiedad, de gravedad variable: asaltos y atracos a mano armada.
- Amenazas.
- Violencia intrafamiliar orientada a obtener dinero.
- Delitos contra la salud pública.

Graciela Silvosa Rodríguez.- La compra de droga en sí es un delito de acuerdo a nuestra legislación.

¿Qué tipo de delitos son cometidos bajo los efectos de la droga?

Rafael Forcada Chapa.-
- Maltrato familiar.
- Infracciones contra la seguridad vial.
- Destrozos por vandalismo.
- Peleas.

Graciela Silvosa Rodríguez.-
- Alcohol: delitos contra la seguridad del tráfico rodado, violencia de género.
- Psicoestimulantes: delitos contra las personas, contra la libertad sexual.
- Depresoras como la heroína: delitos de omisión.

¿Qué tipo de delitos son cometidos relativos al uso, consumo en exceso, prohibición (posesión, venta, tráfico de estupefacientes)?

Graciela Silvosa Rodríguez.- En España el uso de drogas ilegales no está sancionado penalmente. La posesión para consumo tampoco, incluso en la posesión/entrega para allegados con dependencia (ejemplo de entrega de droga de una madre a un hijo internado en centro penitenciario) la jurisprudencia ha estimado eximentes.
Está penalizado el cultivo, elaboración y tráfico. La promoción del consumo ilegal de drogas. Y la posesión con estos fines. También la fabricación, transporte, distribución y comercio de sustancias ilícitas. Todos ellos como delitos contra la salud pública.
Asimismo, conducir bajo la influencia de drogas (incluido alcohol) también está castigado penalmente como delitos contra la seguridad del tráfico.

Mª. Jesús Justo Nieto.- Los menores que están en el programa no suelen cometer muchos delitos. Los que han estado con un cumplimiento ha sido sobre todo por:
- Delitos contra la integridad física (Lesiones, Peleas, maltrato familiar).
- Delitos contra la seguridad en el tráfico (Conducción sin carne y bajo los efectos del alcohol).
- Delito contra la salud pública (venta de cannabis).
- Delitos contra la propiedad (Robo sobre todo de móviles, ordenadores, consolas, daños en el hogar).

Las peleas sí han estado producidas bajo los efectos de una sustancia.
Los robos cometidos, no se suelen producir bajo los efectos de las sustancias ni por falta de ellas, ya que consideramos que estos jóvenes no tienen una adicción y por tanto no tienen síndrome de abstinencia.
Puede que se den algunas situaciones, sobre todo en jóvenes con un consumo alto de cannabis, pero no es lo común.
Han sido robos cometidos sobre todo para poder disponer de cierta cantidad de dinero y podérselo gastar en ropa, tecnología, etc; no necesariamente en droga.

4. Enfoques y modalidades de asistencia e intervención

¿Considera que existen conexiones entre el tipo de sustancia estupefaciente utilizada o consumida en exceso y los tipos de delitos cometidos por los jóvenes; así como las estrategias del Sistema de Justicia Juvenil? En tal caso, ¿Cuáles serían?

Rafael Forcada Chapa.- No hay tal conexión. El comportamiento disocial es la expresión de la vulnerabilidad del menor en distintas áreas (psicológica, familiar, escolar, social…) y en estos casos el consumo de drogas es una expresión más del trastorno del comportamiento. Cada joven comete los delitos que es capaz de cometer independientemente de cuál sea la droga que esté influyendo en su comportamiento. Respecto al tipo de medidas es primordial que éstas garanticen la más absoluta abstinencia de tóxicos posible. En la actualidad se conoce que el desarrollo del cerebro humano no finaliza hasta los 21 años y que la presencia de drogas en el sistema nervioso a estas edades, condiciona la estructura y funcionalidad del mismo y por tanto el adulto que será ese adolescente consumidor, quedando afectados rasgos como la impulsividad, capacidad de planificación, demora de la gratificación, etc.

Graciela Silvosa Rodríguez.- De acuerdo con los trabajos publicados:
- La heroína se relaciona con delitos contra el patrimonio.
- Los psicoestimulantes contra las personas y la libertad sexual.
- El alcohol delitos de violencia doméstica y contra la seguridad del tráfico.

No obstante, estas apreciaciones requieren una mayor investigación. Así, en los delitos contra la seguridad del tráfico habría que medir el consumo de otras drogas al igual que se hace con el alcohol. El mundo judicial está familiarizado con los efectos devastadores de la heroína. De acuerdo con estudios basados en sentencias analizadas y entrevistas a jueces se aprecia más fácilmente problemas de dependencia/adicción en sujetos que abusan de la heroína, y así resulta más fácil aplicarles medidas alternativas al internamiento. No obstante, hay que tener en cuenta el tipo delictivo, mientras que los consumidores de heroína han mostrado un perfil delictivo menos peligroso (delitos contra patrimonio: robos y hurtos), los consumidores de psicoestimulantes muestran en mayor medida conductas delictivas que crean mayor alarma social (delitos contra la libertad sexual, de violencia doméstica, lesiones), de tal forma que desde algunos sectores se habla de no tener en cuenta el consumo de drogas como atenuante o eximente ya que las drogas son utilizadas para desinhibirse y llevar a cabo la conducta delictiva que tenían premeditada.

Mª. Jesús Justo Nieto.- En algunos tipos de sustancias sí, pero no en todos los menores. Si consideramos que el consumo de sustancia determina la comisión de algunos delitos, es necesario que las medidas a imponer tengan carácter educativo y no punitivo y que atajen la causa real de la comisión del delito, es decir, el consumo.

¿Qué actores se ven envueltos en el conflicto?

Rafael Forcada Chapa.- El trabajo con la familia, como medio ambiente en el que se ha desarrollado el menor con problemas y en el que continuará su desarrollo posterior es fundamental.
La inserción socio – laboral como forma para obtener autonomía de un medio familiar a veces conflictivo es prioritaria para afianzar los logros.

Graciela Silvosa Rodríguez.- En general, la gestión de los centros de menores y muchas medidas se hallan en manos de entidades sin ánimo de lucro. Aunque la supervisión y seguimiento de las mismas le corresponde a la administración autonómica.
El papel del sector privado debería estar más en patrocinar, financiar determinadas medidas.
El rol de la administración debe ser más eficiente y eficaz, teniendo en cuenta que estamos hablando de privación de derechos y de menores, lo lógico sería que el seguimiento y la supervisión de las medidas fuera más intenso que en el caso de los adultos infractores. De hecho, en diversos informes se critica la gestión de esta materia, destacando los informes del Defensor del Menor.
Rol de la justicia: respuesta judicial tiene que ser se más pronta y proporcionada. Para que la medida sea educativa tiene que ser justa y ajustada en tiempo, que el joven la perciba como consecuencia de su conducta, es un principio básico de aprendizaje social que por desgracia no se cumple en muchos casos. Así, se da por hecho y se educa a la ciudadanía de que lo que falla es la duración de las penas, pero no de cómo estas son impuestas.

Por supuesto el tanto el joven como la familia se ven envueltos en el conflicto ya que son los afectados directamente, y en muchos casos las medidas exigen una mayor o más activa participación del entorno familiar, léase medidas de mediación.
Tampoco se debe olvidar a la víctima, en muchos casos también menores con familias, éstas deberían tener un papel más activo, aunque con la mediación de equipos técnicos profesionales (pedagogos, criminólogos...)

Mª. Jesús Justo Nieto.- El joven y la familia sobre todo. El centro educativo, profesionales vinculados a actividades de ocio. El recurso al que se le solicita el seguimiento.

¿Cuáles son las estrategias de intervención y asistencia existentes?

Rafael Forcada Chapa.- En nuestra Comunidad Autónoma programas específicos de prevención secundaria para adolescentes con riesgo, a cargo de las Unidades de Prevención Comunitaria (entidades locales) y de tratamiento a cargo de las Unidades de Conductas Adictivas (Conselleria de Sanitat).

Graciela Silvosa Rodríguez.- En lo referente al consumo de drogas, las estrategias existentes son:
- Programas terapéuticos en algunos centros de menores.
- Centros terapéuticos para internamiento de menores.
- Asistencia en recursos ambulatorios de la comunidad.

De acuerdo a informes publicados, se ha evidenciado una carencia de centros y programas terapéuticos dirigidos a menores infractores
También se echa en falta programas de prevención, al igual que se llevan a cabo en centros escolares, en todos los centros de internamiento se deberían implementar adaptándolos a las características de éstos. Máxime teniendo en cuenta que se trata de un población en riesgo en un contexto de riesgo, lo propio sería desarrollar programas de prevención selectiva e indicada en estos contextos.

Mª. Jesús Justo Nieto.- Existen los programas ambulatorios de Prevención Indicada que trabaja con jóvenes entre 13 a 22 años aprox. Son jóvenes que mantienen consumos pero no tienen una dependencia. La mayor problemática de estos jóvenes es la vinculada a la situación escolar, laboral y familiar, donde el consumo no suele ser la causa de esto, si no un añadido más.
En estos programas se trabaja con el joven, con la familia a partir de entrevistas individuales y entrevistas conjuntas y con todos aquellos agentes que puedan estar cerca del joven, con el fin de potenciar los factores de protección y minimizar los de riesgo. (Centros escolares…)
Existen escuelas de jóvenes y escuelas de familias.
Control de los consumos a través de Uricontroles, pero no siempre, si no más bien con valoración previa.
En la medida que se puede, las entrevistas se realizan en recursos normalizados (centros de salud, parroquias, Centros de acción social, etc.) con el fin de evitar la estigmatización, ya que los recursos de prevención suelen estar vinculados a programas de Tratamiento de drogodependencias.
Cuando hay situación problemática de salud se deriva al profesional correspondiente (médico del programa de prevención, Salud Mental infanto – juvenil).
En todo momento se busca el alejamiento de las situaciones de riesgo, normalizando los recursos y buscando alternativas dentro de la comunidad.
En situaciones donde la familia no es factor de protección y no se puede vincular al programa ambulatorio, existen los centros terapéuticos de régimen interno. En estos casos se entiende que el joven necesita un recurso cerrado para que la situación no vaya a más, como recurso de contención, ya que esta función, que debería realizar la familia, necesita ser realizada por un centro. A estos centros suelen ir derivados por un juez o por protección de menores. Plazas concertadas con la Junta de Castilla y León.
Cuando es la familia la que decide que su hijo acuda a un centro, el coste es muy elevado, lo que lleva a muchas familias a pasar por trámites de denuncia de su hijo para que puedan acudir a estos centros.
En jóvenes que presentan una patología de salud mental, existen plazas para menores en centros hospitalarios.
PAF, PIF (programa de apoyo a familias), equipos del ayuntamiento o diputación, que trabajan con todo el núcleo familiar contando con psicólogo y educador, haciendo un seguimiento dentro del domicilio.
Cuando un joven es derivado al recurso por la Unidad de Intervención Educativa que es la que modela la medida educativa del joven en Libertad vigilada, nos piden un seguimiento de los consumos y un seguimiento familiar, pero en el informe final, lo que va a primar son los cambios producidos en todas las áreas (escolar, familiar, de consumo, ocio y tiempo libre,..), no solo en el ámbito del consumo. Ya comentamos al principio que la medida para que sea realmente educativa debe contemplar los cambios en todas las Áreas del Joven.

¿Qué considera que funciona en relación a éste tema y qué considera que no?

Rafael Forcada Chapa.- No existen programas, ni centros de tratamiento de adicciones específicos para menores. Debería haberlos, al igual que los hay en salud mental para los trastornos mentales.

Graciela Silvosa Rodríguez.- En términos generales destacaría como puntos fuertes:
- Que la ley del menor incorpora un variado elenco de medidas educativas.
- En la misma ley se resalta la importancia de los equipos técnicos.
- Baja aplicación de las medidas de internamiento.
- Ni los jueces ni los expertos, en general, abogan por endurecer las medidas.

Como puntos débiles:
- Necesidad de recursos: humanos y materiales.
- Debilidades en la coordinación entre las instancias implicadas: judiciales, policiales y sociales.
- Falta de sensibilización de la ciudadanía sobre las medidas eficaces y eficientes para reducir la delincuencia.
- Demasiada politización de esta materia en el sentido peyorativo del término, y pocas políticas (acciones con objetivos estructurados y a largo plazo basadas en teorías empíricas).

Mª. Jesús Justo Nieto.- Jóvenes con situación familiar complicada, no van a acudir al recurso ambulatorio, ya que ellos no tienen voluntariedad y necesitan la figura de un adulto de referencia que esté pendiente de que acudan y que les acompañe, a parte de todo el trabajo que se realiza con la familia como parte importante de la solución del problema.
En estos casos, es más oportuno trabajar desde un centro de convivencia educativa - ¿Riesgo?: Todos los jóvenes que conviven aquí suelen tener un perfil parecido y existe el riesgo de que acaben reforzándose más entre ellos, pero los resultados también pueden ser buenos.
Sí funciona, buscar la implicación máxima de la familia, trabajar la contención desde ella, y cómo abordar estos años de máximo conflictos donde se junta muchas variables que hacen que la situación sea explosiva. (Constante renovación de los compromisos).
Sí funciona trabajar la reducción de riesgos, dentro de las conductas que se van a seguir produciendo.
Sí funciona trabajar coordinadamente con todos los agentes implicados.
Sí funciona apostar por sus cambios, con personas cercanas a ellos, en las que puedan confiar y sepan que están ahí.
No funciona buscar exclusivamente la abstinencia de las sustancias. Es muy difícil que se produzca un abandono del consumo de cannabis, ya que justo en estas edades es donde se produce un consumo muy abusivo que suele disminuir con la edad o con el propio desarrollo madurativo del joven.
No funcionan los recursos ambulatorios para jóvenes que no tienen a la familia detrás, o que no se implican en sus procesos.

5. ¿Qué debe ser implementado según su experiencia personal en el tema?

En lo concerniente a los jóvenes consumidores /usuarios de sustancias estupefacientes en general y según su propuesta personal en concreto.

¿Cuáles son las competencias/papeles legales/profesionales que han de especializarse?

Rafael Forcada Chapa.- En mi campo concreto, la especialización de profesionales de conductas adictivas en la atención a problemas de adicción en adolescentes.

Graciela Silvosa Rodríguez.- Todos los jueces de menores deberían de contar con equipos técnicos competentes para el asesoramiento, debería ser preceptivo el informe de estos equipos antes de imponer cualquier medida.
Lo ideal sería crear estructuras/plataformas de coordinación: Servicios judiciales y sociales. A su vez estas estructuras deben de servir para llevar a cabo un seguimiento riguroso de la medida. En este sentido, debería existir una figura formada en el mundo judicial y social dedicada a acompañar, a tutorizar al menor en el cumplimiento de la medida, ésta figura debería depender de la administración y no de una entidad privada.
Está claro que los equipos técnicos deben estar implicados en estas estructuras. De hecho, sirven de base a la mediación sociojudicial. Una posible situación sería la de implementar equipos técnicos trabajando en medio cerrado y otros en medio abierto, funcionando al estilo de los equipos de tratamiento de los centros penitenciarios. También, se echa en falta la figura de un juez de vigilancia al igual que la figura del juez de vigilancia penitenciaria.

Acreditación y homologación de las entidades gestoras de los centros de internamiento del ámbito privado, éstas deben contar con personal capacitado. Este personal trabajaría bajo la supervisión de los equipos técnicos descritos anteriormente.

Mª. Jesús Justo Nieto.- Los abogados deberían tener una mayor formación en el tema específico de menores.

¿Existe alguna distorsión en el marco jurídico y profesional para la intervención con éstos jóvenes? ¿Podría mejorarse?

Graciela Silvosa Rodríguez.- Como se ha comentado necesidad de un mayor número recursos humanos especializados. Y de mejorar la coordinación entre las instancias implicadas: judiciales, policiales y sociales.

Mª. Jesús Justo Nieto.- Existe, porque dentro del ámbito jurídico los menores pueden llegar a mentir a efectos de lograr su absolución, incluso aconsejados por su propio abogado.
Sería necesario que también la actuación en el juzgado fuera educativa.
Apuntamos la importancia de utilizar la mediación en el proceso de menores, como mecanismo de resolución de conflictos. La mediación además, está específicamente recogida en el procedimiento de menores infractores y no se está utilizando. No se debería desaprovechar este proceso específico de resolución del conflicto, pues resulta mucho más educativo que el proceso judicial (aunque también puede incorporarse en el mismo). La mediación se basa en el diálogo de las dos partes (víctima – ofensor), donde el menor como infractor toma conciencia de las consecuencias de sus actos, y por tanto es más fácil que se responsabilice de los mismos, y la víctima, muchas veces otro menor, se puede llegar a sentir resarcida mucho más fácilmente o por lo menos tiene un espacio de resarcimiento. Ni que decir tiene que en último lugar, también la comunidad queda satisfecha con una solución mucho más visible y reparadora.
Implementaría los procesos de incorporación social utilizando los recursos ambulatorios. Por ejemplo: Cuando el joven está en régimen cerrado, se podrían contemplar cumplimientos alternativos en régimen abierto en los centros ambulatorios (similar a la libertad condicional), tras un tiempo de cumplimiento en el centro cerrado, con el fin de facilitar la incorporación social de forma paulatina y supervisada.

¿Qué ámbitos deberían ser atendidos desde la cooperación y la interacción profesional?

Graciela Silvosa Rodríguez.- La detección y atención precoz, lo cual requiere enlazar políticas sociales con políticas punitivas, intervenir desde la más tierna infancia, en familias, centros escolares, centros de protección, no esperar a que se produzca la conducta delictiva. Debería de haber respuestas para las conductas Pre-delictuales, respuestas socioeducativas. No hay que olvidar la importancia de los determinantes sociales en la conducta delictiva. Esta población, ante todo, presenta desventajas sociales. Por ello se requiere una detección e intervención precoz en los espacios donde éstas se producen: Familias, Centros escolares, Centros protección y Comisarías.

Mª. Jesús Justo Nieto.- Coordinaciones entre Educación, la implementación de la prevención en el aula, el seguimiento de la situación familiar desde los centros educativos que a fin de cuentas es donde más tiempo pasa el joven, y cuando la familia no está, es el centro educativo el que siempre está, con el fin de generar una detección precoz. Todo el entorno del menor junto con aspectos y factores relativos a la salud mental y el ámbito jurídico del joven.