Sra. Alice McGrath. Abogada y consejera internacional. Australia

Sra. Alice McGrath. Abogada y consejera internacional. Australia

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Sra. Alice McGrath. Abogada y consejera internacional. Australia

La Sra. McGrath es abogada y consejera internacional australiana. Alice empezó su carrera profesional como abogada infantil y de adultos y se especializó trabajando con jóvenes indígenas en lugares remotos con el Servicio de Ayuda Legal de los Aborígenes Australianos del Norte (en inglés, the Northern Australian Aboriginal Legal Aid Service). Durante los últimos 12 años la Sra. McGrath ha trabajado como consejera internacional en derechos humanos y en reforma de justicia juvenil en Oceanía, Asia Central, en el Pacífico, en Oriente Medio y en el norte de África. En los últimos años Alice ha colaborado con el gobierno australiano en el desarrollo de unos modelos de planificación de reintegración posterior del conflicto civil/militar, con un especial enfoque en incluir a actores no estatales en la planificación de estabilización y desarrollo durante el período de post-conflicto. Actualmente, Alice está ayudando a dirigir un proyecto de justicia financiado por la Unión Europea en Palestina y complementando su Máster en Derecho Internacional y Derechos Humanos en Conflictos Armados en la Academia de Ginebra de Derecho Internacional Humanitario y Derechos Humanos en Suiza.

Como experta internacional en derechos humanos y en la reforma de la justicia juvenil en diferentes partes del mundo, como Asia Central, el Pacífico, Oriente Medio y el norte de África, bajo su punto de vista, ¿cuáles son los principales retos más frecuentes para la implantación de las reformas de la justicia juvenil?

Es difícil responder de manera general y resumida a esta pregunta, pues hay muchos factores exclusivos de cada país del mundo cuyo papel es de gran importancia en la implantación de las reformas, y se está trabajando enormemente para conseguir un cambio en muchos países. Pero en términos de retos, una tendencia común que he observado a lo largo de mi trabajo es la manera en la que los niños en conflicto con la ley son percibidos por algunas comunidades, y el verdadero reto es ayudar a cambiar las actitudes negativas que tienen algunos gobiernos o personas. En mi vida y en mi trabajo siempre me pregunto «¿Qué pasaría si fuese mi hijo el que estuviese en esta celda o ante este tribunal? ¿Qué puedo hacer para ayudar a que se genere el cambio?». Los niños y jóvenes son el grupo más vulnerable de nuestra comunidad, pero rara vez se abordan adecuadamente sus necesidades en las agendas de reformas nacionales y regionales, y con frecuencia vemos que no se destina a este asunto el presupuesto que se requiere, lo que puede perjudicar a los programas de reformas.

A algunas comunidades en las que he trabajado, incluido mi propio país, Australia, se les ha hecho creer que la «justicia juvenil» como concepto es una «construcción extranjera» inspirada por regímenes ajenos al marco cultural e histórico de estas comunidades. Sin embargo, cuando se ahonda un poco más se ve que los conceptos clave de la reforma de la justicia juvenil, tales como la «justicia restaurativa», se basan en los principios de perdón y de rehabilitación, que son totalmente universales en la naturaleza, y son estas medidas de reforma las que han sido mejor aceptadas. De hecho, sobre todo en países en conflicto o recién salidos de un conflicto, hay actualmente una tendencia por parte de los responsables de los programas de desarrollo a centrarse cada vez más en los modelos de justicia impartida a nivel local, en los que el concepto de «justicia restaurativa» está implícito en los actuales procesos llevados a cabo por la comunidad. En estos casos, se proporciona apoyo para ayudar a reforzar el sistema en gobiernos basados en la comunidad, especialmente en áreas en las que los mecanismos basados en el Estado o bien no son posibles o bien no son deseables. Esto puede suponer para los niños, sobre todo para los acusados de delitos menores, una justicia más accesible y en ocasiones aplicada con mayor rapidez.

El Consejo de Asia-Pacífico de Justicia Juvenil (APCJJ por sus siglas en inglés) es muy importante por varias razones, pero fundamentalmente porque todo el gran trabajo que se realiza para hacer frente a dichos retos en países de esta región puede ser compartido, y así los Estados y los ciudadanos pueden ser un punto de apoyo y ayudar a sus vecinos a llevar a cabo las reformas.

Es la autora del primer informe del APCJJ, «Una voz para el futuro de la Justicia Juvenil en la región de Asia y del Pacífico. Una introducción al Consejo de Asia-Pacífico de Justicia Juvenil y cómo llevar a cabo reformas en la justicia juvenil en esta región». ¿Cuáles son los principales objetivos de esta publicación?

El informe pretende en primer lugar analizar la composición y la función del APCJJ así como los principales resultados del primer encuentro que reunió a representantes de 19 países de la región de Asia y del Pacífico. Este encuentro significó un foro en el que compartir las experiencias de dichos Estados y preparar la línea a seguir para abordar los diferentes retos mediante una mejor colaboración regional. El informe refleja los importantes intercambios de opiniones que se dieron en este primer encuentro en Bangkok y subraya también las recomendaciones para mejorar los programas de justicia juvenil en la región.

El APCJJ fue creado por el Observatorio Internacional de Justicia Juvenil con el fin de ofrecer apoyo a los países de dicha región en la implantación de las normas internacionales y en el desarrollo de reformas, así como para recopilar información cuantitativa y cualitativa sobre la situación de los niños y jóvenes en conflicto con la ley. En su opinión, ¿cuál es la verdadera situación de estos niños que se ven privados de su libertad o que están en conflicto con la ley en los países de la región de Asia y del Pacífico?

Los niños y jóvenes en la región de Asia y del Pacífico asciende a 700 millones, y este número supone el 45 % de los niños y jóvenes de todo el mundo. Esta región fascinada por el rápido desarrollo que está viviendo su economía también tiene a la vez una cultura, unas lenguas y unas costumbres que permanecen intactas para muchos de sus habitantes. Lo que observamos es que muchos niños quedan atrás y no se ven beneficiados por los desarrollos económicos que se producen, y las necesidades de los niños en conflicto con la ley, uno de los grupos más vulnerables de nuestra sociedad, suelen ser ignoradas. No es fácil resumir cuál es la situación de los niños en conflicto con la ley en la región asiática y del Pacífico, debido a las grandes diferencias económicas, políticas y sociales que existen entre estos Estados, pero puedo decir a partir de mi propia experiencia y también por las experiencias compartidas en el primer encuentro del APCJJ que el caso más común es que muchos niños provienen de una situación de absoluta pobreza, sin poder contar ya con el apoyo de la familia ni de la comunidad y tal vez con un sistema de enseñanza pública y sanitario menos sólido (sobre todo en las zonas no urbanas), y el acceso de los niños a estos servicios se ve reducido. Representantes de diferentes Estados de la región coincidieron en que una situación frecuente en estos países es el hecho de que los delitos cometidos por niños y jóvenes son de una naturaleza y una importancia menores; por ejemplo, pedir limosna o comida así como el hurto menor son ejemplos frecuentes de delitos por los que los niños son acusados y detenidos. Igualmente, han aumentado en esta región otros problemas como el creciente consumo abusivo de drogas y alcohol.

El informe indica algunos de los principales objetivos del APCJJ. En su opinión, ¿cuál es la misión más importante y urgente que una plataforma de expertos como es el APCJJ debería abordar para proteger los derechos de los niños en conflicto con la ley en esa región?

El mayor propósito del APCJJ es ampliar la colaboración y coordinación sostenibles entre todas las partes implicadas en el desarrollo de políticas de justicia juvenil para la inclusión social de los niños y jóvenes. ¿Pero cuáles son las cuestiones más urgentes que debe abordar el APCJJ? Se debatió durante el encuentro y coincido con los participantes que consideran que, mientras que muchos asuntos requieren una mayor atención (como la violencia contra los niños que han sido detenidos así como el trato que reciben las niñas en dicha situación), las iniciativas de prevención deben centrarse más en la planificación de políticas y el desarrollo de estrategias. Los expertos del APCJJ podrían contribuir enormemente a las mejoras en este ámbito mediante el diseño de prácticas clave y el desarrollo de mecanismos para ayudar al intercambio de nuevas ideas entre Estados. Esto podría consistir en algo tan sencillo como el desarrollo de puntos de «contacto» con los expertos como recurso para solicitar el consejo de sus vecinos durante las principales fases de desarrollo de las políticas y de los programas que están llevando a cabo algunos Estados. Los expertos del APCJJ también podrían ayudar a los Estados a reconocer la necesidad de prevenir la futura tendencia de los niños y jóvenes a comportamientos «conflictivos» o a la comisión de delitos, así como garantizar que los propios niños y jóvenes se implican en la detección y comunicación de estos comportamientos. En muchos países, ya se están llevando a cabo iniciativas verdaderamente fantásticas para ayudar a prevenir el delito juvenil, y lo que aporta el APCJJ es que estas iniciativas puedan ser compartidas, adaptadas y aplicadas en otros Estados de la región.

Aunque sabemos que las reformas en el ámbito de los derechos del niño o de la justicia juvenil se están introduciendo gradualmente en la región asiática, aún queda mucho por hacer para que podamos hablar de una exitosa aplicación de las normas internacionales. Teniendo en cuenta las conclusiones del primer encuentro del APCJJ, ¿cuáles son los principales obstáculos que hay que superar para implementar con éxito en esta región un sistema de justicia juvenil especializado en general y una justicia juvenil restaurativa en particular?

Es una pregunta muy interesante. Gran parte de la lucha por aplicar con éxito las reformas se centra en el reto de hacer que estos temas ganen protagonismo a nivel nacional o regional. Si echamos un vistazo al «macro» contexto, existe la tendencia por parte de los grandes Estados de la región a controlar las agendas regionales de reformas, y en lo que se refiere a programas de desarrollo regional, se suele meter en el mismo saco a todos los países de menor tamaño, como es el caso de las naciones del Pacífico. Es importante recordar que para poder realizar las reformas en justicia juvenil, las necesidades en cuanto a las reformas varían de un lugar a otro, dadas las enormes diferencias de población, cultura, lenguas y costumbres. Es por ello que hay que ir con cuidado en la aplicación de un enfoque regional en las reformas que afectan a niños y jóvenes de la región de Asia y del Pacífico, con el fin de garantizar que los Estados más pequeños tengan voz en la agenda regional, así como para recordar que, de hecho, un enfoque global puede no ser siempre adecuado para el desarrollo de sistemas de justicia juvenil especializados.

Además, si se atiende a las necesidades de los niños, en concreto a las de grupos vulnerables como los que están en conflicto con la ley, sus necesidades y las de sus familias rara vez son una prioridad en la planificación de las políticas y del presupuesto de los Gobiernos. Sin embargo, a la vez, es bien sabido que la detención de niños es una práctica costosa, y es menor el coste de iniciativas bien planificadas que buscan la prevención, la remisión o penas alternativas, todo ello derivado de un enfoque basado en la justicia restaurativa. No obstante, la ceguera en este sentido por parte de muchos Estados de la región sigue siendo una barrera para la completa ejecución de las reformas. Los Estados que configuran el APCJJ pueden ayudar de manera conjunta a superar este reto compartiendo herramientas para fomentar formas de priorizar las necesidades de los niños en conflicto con la ley en los presupuestos estatales así como estrategias para una «reinversión en la justicia», lo que promueve alternativas a la detención y de bajo coste además de un mayor énfasis en las prácticas de prevención positiva.

Finalmente, el informe del APCJJ recopila las claves para conseguir que las principales aspiraciones y objetivos del APCJJ sean una realidad. ¿Cuáles son las «buenas noticias» tras el primer encuentro del APCJJ en Bangkok?

De los 19 países representados en el primer encuentro del APCJJ, cada uno de ellos tenía un sinfín de «buenas noticias». Aprendimos que países como India y Papúa Nueva Guinea han hecho enormes esfuerzos para descentralizar las iniciativas de reformas, de modo que los niños y jóvenes de las zonas no urbanas puedan beneficiarse también de las principales reformas y acceder a los servicios. Descubrimos el valor del «poder de la gente» y de las iniciativas de voluntariado a gran escala que se han llevado a cabo en lugares como Japón, donde hay una gran conciencia de la comunidad por ayudar a realizar actividades y servicios para los niños y jóvenes, lo que a la vez ayuda a prevenir un comportamiento delictivo y «conflictivo». Además, recientemente se han llevado a cabo iniciativas a gran escala para reformar las leyes en países como Tailandia, Camboya, Vietnam y Filipinas, y lo que es más importante, esto ha contribuido a acabar con las actitudes de la comunidad ante a los niños y jóvenes «conflictivos» o en conflicto con la ley. Asimismo, los países no sólo se benefician de estas mejoras a nivel nacional, sino que si comparten su saber hacer con otros Estados que todavía están desarrollando sus reformas, esto puede ser una importante herramienta que compartir para toda la región.