Dr. Thomas Grisso. Universidad Medical School de Massachusetts. Estados Unidos

Dr. Thomas Grisso. Universidad Medical School de Massachusetts. Estados Unidos

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Estados Unidos
Dr. Thomas Grisso. University of Massachusetts Medical School. United States

Thomas Grisso trabaja como profesor en el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts desde 1987, donde también desempeña la función de Director del curso de Psicología, así como del programa de Derecho y Psiquiatría. Tiene un doctorado en Psicología Clínica por la Universidad de Arizona y también es Doctor Honoris Causa en Derecho por la Universidad John Jay de Justicia Criminal, Universidad de la Ciudad de Nueva York. T. Grisso es miembro profesional de la Asociación Americana de Psicología y de la Academia Americana de Psicología Forense, y está certificado en Psicología Forense por el Consejo Americano de Psicología Professional. Su experiencia profesional en el ámbito de la justicia juvenil incluye la realización de evaluación forense clínica de casos penales de menores, el análisis de las necesidades en salud mental de los jóvenes en el sistema de justicia juvenil o del riesgo de violencia entre los adultos y jóvenes con trastornos mentales. Actualmente ha centrado su investigación en las cuestiones forenses a cerca de la salud mental de la justicia juvenil, la edición de numerosos libros y artículos. Sus libros más recientes incluyen «Evaluating Juveniles’ Adjudicative Competence » (“Evaluación de la Competencia de las jurisdicciones juveniles”) (2005), “Double Jeopardy: Adolescent Offenders with Mental Disorders » (No dos veces por la misma causa: Adolescentes Infractores con Trastornos Mentales) (2004), y « Specialty Competencies in Forensic Psychology » (Las competencias de especialidad en Psicología Forense) (2011).

¿Podría darnos una breve descripción sobre sus principales actividades en el Departamento de Psiquiatría de la Facultad de Medicina de la Universidad de Massachusetts que están relacionadas con los menores infractores y la salud mental?

En la Universidad tengo varias funciones relacionadas con los jóvenes infractores y la salud mental. En primer lugar, dirijo un laboratorio de investigación formado por cuatro profesores titulares y varios investigadores asistentes, y trabajamos sobre cómo mejorar de la detección y la evaluación de los problemas de salud mental, relacionados con el consumo de sustancias y el riesgo de reincidencia de los menores en el sistema de justicia juvenil. Esta investigación está financiada por donaciones de varios organismos federales de investigación estadounidenses y por organizaciones privadas. Además, superviso un programa que actúa como formación y certificación para todos los profesionales de salud mental en el sector público del Estado de Massachusetts, es decir, a los que realizarán las evaluaciones forenses a los menores para los tribunales de menores de nuestro Estado. Y por último, dirijo un programa de Asistencia Técnica para los sistemas de justicia juvenil de nuestro país y de otros países que buscan mejorar la detección y la evaluación de los menores con problemas de salud mental en sus propios programas de sistemas de justicia juvenil. Dicha asistencia técnica incluye una investigación que evalúa los resultados de los exámenes de salud mental que se emplean en la actualidad en los programas de justicia juvenil.

¿Considera usted que los problemas de salud mental podrían ser un factor que contribuya a la delincuencia de menores? En caso afirmativo, ¿en qué medida lo hace y cómo contribuye? ¿Qué estrategias recomienda para evitar la delincuencia entre los menores con o en riesgo de sufrir problemas de salud mental?

Sí, en general existen varios factores de riesgo a delinquir, como son la ira y ser impulsivo. Los trastornos mentales están relacionados con la delincuencia cuando fomentan los síntomas que a su vez aumentan los factores de riesgo. Por ejemplo, el TDAH (Trastorno por Déficit de Atención e Hiperactividad) incrementa el riesgo de delinquir, ya que el TDAH incluye síntomas de impulsividad, y un menor que es impulsivo (ya sea debido a un trastorno mental o no) corre un mayor riesgo de delinquir. En otras palabras, por regla general los trastornos mentales no son la causa de la delincuencia, pero algunos trastornos incluyen los síntomas que hacen que aumente el riesgo de delinquir. Cualquier “estrategia”, por ejemplo el tratamiento, que reduzca la impulsividad en los menores con TDAH o que disminuya los síntomas de la depresión o la ira de los menores deprimidos, reducirá a su vez el riesgo de los conflictos con la ley.

Como resultado de las recomendaciones de la Salud Mental para Jóvenes Infractores (MHYO), se señala la necesidad de desarrollar una serie de medidas eficaces para la rápida detección y la evaluación de los problemas de salud mental, ¿después de haber realizado un exhaustivo examen y de evaluar los problemas de salud mental relacionados con los jóvenes infractores, existen tratamientos efectivos y satisfactorios?

Estoy seguro de que muchos médicos pueden describir casos en los que una adecuada evaluación trajo consigo un tratamiento satisfactorio para algunos menores y por tanto, hubo una disminución de los conflictos. Sin embargo y como investigador, basándome en los datos, debo responder que por el momento existen muy pocas investigaciones que demuestren que la detección y la evaluación conduzcan a un tratamiento satisfactorio y eficaz. Tenemos pruebas de que gracias a la detección en los programas de justicia juvenil se tiene una mayor atención sobre las necesidades del menor y su salud mental, se hace más referencia a los servicios de salud mental y se trata mejor a dichos menores. Esto es todo lo que la detección y la evaluación pueden hacer. No podemos garantizar que el tratamiento que reciba el menor sea “satisfactorio y efectivo”. Para obtener los resultados que usted describe, debemos disponer de métodos de detección efectivos y satisfactorios, que los tenemos, y de tratamientos también efectivos y satisfactorios, los cuales, desafortunadamente, muchas comunidades no tienen.

Parece que las medidas sobre la remisión de casos y sobre la justicia reparadora tienen más éxito para la rehabilitación del menor que las medidas de detención. ¿Cuáles considera usted que son más apropiadas y eficaces teniendo en cuenta la gravedad del delito y la presencia de problemas de salud mental?

La remisión de los casos y la justicia restaurativa parecen tener más éxito en la rehabilitación de los menores que disponerlos en programas de detención y correccionales. Por eso hay algunos indicios en investigaciones que sugieren que ocurre así, ya que en la actualidad la detención daña al adolescente. Es decir, existen evidencias que por lo general, si se dispone a los menores en programas de detención en régimen cerrado y en correccionales, de alguna forma aumenta el número de menores reincidentes en comparación con aquellos a los que se les remiten los casos. La detención los hace comportarse peor, pero no estamos seguros de que la remisión los haga ser mejores; simplemente que no empeora su comportamiento. En este sentido, la remisión tiene más éxito que la detención.

El MAYSI-2 es una herramienta válida y fiable de detección para ayudar al personal de justicia juvenil a identificar a los menores que necesitan una respuesta inmediata a sus problemas mentales o emocionales. ¿Cuáles son sus principales dificultades y factores de riesgo para su aplicación como recurso de las buenas prácticas e instrumentos en el sistema de justicia juvenil?

El MAYSI-2 y cualquier otra herramienta utilizada son válidas solo si se aplican y se utilizan correctamente. Si no se aplica correctamente, la herramienta ya deja de ser válida en la práctica. Quienes las utilizan deben estar capacitados para hacerlo tal y como se describe en el manual, y si no lo cumplen, los resultados no pueden ser considerados como válidos. El MAYSI-2 es una herramienta de detección, lo que significa que se debe emplear para determinar qué hacen los menores y sin necesidad de una evaluación adicional. Resulta inapropiado emplear las herramientas de detección en salud mental como si fueran un diagnóstico o una receta para el tratamiento.

Como reconocido investigador en el campo de la justicia juvenil, ¿cuáles son sus planes en un futuro cercano en lo que a la investigación se refiere, y más concretamente en relación con la salud mental y los menores infractores? ¿Cómo imagina que sus esfuerzos contribuyan al bienestar de los menores infractores que tienen problemas de salud mental?

En este momento de mi carrera mis planes, en cuanto a la investigación se refiere, consisten principalmente en ayudar a los investigadores más jóvenes a desarrollar sus propios planes de investigación. El nuevo plan en el que he empezado a trabajar, por ejemplo, consiste en determinar las diversas maneras de mejorar la detección en la justicia juvenil en menores de diversos orígenes culturales. En todos los países europeos, muchos menores que entran en contacto con la justicia juvenil no tienen la misma cultura que los países en donde residen. Por ejemplo, empieza a ser más común en EE.UU., debido al aumento del número familias inmigrantes que van a los EE.UU. en busca de refugio en comparación con las condiciones de vida de sus países de origen. Los menores procedentes de diferentes culturas pueden sufrir distintas formas de trastorno mental. También existen antecedentes culturales totalmente diferentes respecto a los menores a los que nuestros instrumentos de evaluación fueron expuestos. Así que no podemos asumir que nuestras herramientas de evaluación sean muy eficaces en la identificación de los problemas de salud mental. Existen problemas que los estoy empezando a estudiar con la ayuda y la colaboración de un nuevo grupo de investigadores que hemos formado en Europa. El grupo se llama InForSANA, e incluye a investigadores de nueve países europeos que están trabajando de manera conjunta en la comparación inter-cultural e internacional sobre los problemas de salud mental en menores dentro de sus programas de justicia juvenil. La sede del centro de coordinación europeo está en el Curium, en la Universidad de Leiden, en los Países Bajos.